El ratón comienza a quitarle terreno al mando a distancia, crecen los ciberespacios en la red –para relacionarse con conocidos y no tanto– y el móvil, un arma doble de libertad y control, se hace indispensable en sus vidas. Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y los jóvenes se han convertido en sus más fieles aliados. El estudio La adolescencia, sus vulnerabilidades y las nuevas tecnologías de la información, que la Fundación Vodafone España ha llevado a cabo, analiza las oportunidades y riesgos de las nuevas tecnologías y los mitos y verdades sobre la vulnerabilidad de los más jóvenes.
Adolescentes casi hasta los 30, sin responsabilidades adultas y con su propio mundo. Son los jóvenes de la nueva “sociedad multipantallas”. Los protagonistas de una adolescencia, “creada –según los autores del estudio de Vodafone – de manera no intencionada por las sociedades contemporáneas” y que se convierte en un “fenómeno histórico-cultural” en el que –a diferencia de las generaciones pasadas, donde “la transición entre la vida infantil y la adulta no atravesaba una fase intermedia de cinco o seis años”–, los adolescentes no cuentan con ningún tipo de responsabilidades. En este tipo de grupo social, las nuevas tecnologías se vuelven muy seductoras y en descubrir su vulnerabilidad puede centrarse la solución.
Para Charo Sádaba, que durante dos años ha investigado sobre este aspecto a más de 11.000 jóvenes, la relación entre jóvenes y tecnologías es muy intensa, porque las nuevas tecnologías ya de por sí son jóvenes. “Cuando les preguntas a los jóvenes su plan perfecto, para un 76% está relacionado con los nuevas tecnologías”, explica. Además, tienen dinero para disfrutar de ellas y existe una fuerte presión del mercado, aclara. En cuanto a su relación con los medios, el estudio de Vodafone hace hincapié en el abismo tecnológico que separa a adultos de adolescentes y sitúa a la televisión como medio protagonista –en 2007 la veía el 90% de los jóvenes de 14 a 19 años–, aunque se trata de una cifra que superan con creces los adultos.
El informe no concreta si puede asociarse un mayor consumo de televisión con un peor rendimiento educativo y mientras unos estudios observan efectos negativos, otros apenas aprecian efectos o incluso los encuentran positivos, especialmente entre los niños de estatus socioeconómico más bajo.
La Fundación Vodafone también destaca el auge entre los adolescentes de los videojuegos –según una encuesta realizada en 2006, entre los niños de entre 7 y 10 años, un 67% se consideraba usuario–, niega “la evidencia que sustente el temor sobre que los videojuegos estimulen la agresividad”y reconoce “una relación estadística sólida” entre el usuario de la videoconsola y un peor rendimiento escolar. Según otro estudio, que acaba de publicar la Federación Europea de Software Interactivo (ISFE) sobre usuarios de 15 mercados distintos de entre 16 y 49 años, un 72% utilizaba los videojuegos por placer, el 57% como una forma de estimular la imaginación y el 45% lo hacía por pensar.
Pero según demuestra el estudio de Vodafone, el gran aliado de los adolescentes es el móvil –en 2006 un 94% de los jóvenes entre 14 y 19 años contaba con uno–. Un teléfono particular les permite a los niños más libertad –en especial de horario– y a los padres sentir que los tienen más controlados. Pero sobre todo, un 78% considera que les permite una vida social mejor. Es lo que Charo Sádaba denomina como la generación que necesita estar “siempre on”.
Y el que crece a pasos agigantados es el ordenador. Sus principales usuarios son los niños de entre 10 y 15 años –un 93% en 2007–. Éstos especialmente utilizan el Messenger, regularmente y con un grupo reducido de conocidos –aunque puedan tener listas larguísimas de amigos; el correo electrónico –aunque de manera inferior que los adultos–; las redes sociales, como Myspace, Facebook, Tuenti, etc, y que empiezan a pisarle los pies a los chats. Un estudio en Estados Unidos exponía que un 85% de los jóvenes americanos tenían una cuenta en Myspace, mientras que el chat, con un 39% de usuarios en 2002, disminuía a un 15% en 2006. El estudio concreta que un gran número de los usuarios de las redes sociales visita su página más de una vez al día y las principales tareas que realiza son las de modificar el perfil, cargar fotos y videos y “prestar atención” a sus iguales. Charo Sádaba explica que los adolescentes prefieren internet a otros medios por tener algo “aspiracional”, por ser un medio interactivo –“y que por lo tanto, permite responder”, explica–, ser a la vez un entretenimiento y medio de comunicación, permitir el vínculo social, ser personal, sentir que saben más que sus adultos y proporcionar espacios privados.
Aquí, según el estudio de Vodafone, los riesgos son mayores y pueden agruparse en dos categorías, que suponen por un lado la desatención de otras ocupaciones por estar en internet y por otro, poner a la vista de todos información privada o comprometida a la que cualquiera puede tener acceso, un 12% de los encuestados reconoció haber encontrado en la red a algún adulto haciéndose pasar por alguien mucho más joven.
Aún así, el estudio de la Fundaciçon Vodafone recuerda que “la población en situación de riesgo potencial es amplia, pero que el número de casos conocidos es muy bajo. Para que los posibles efectos negativos de la tecnología no deriven en un problema, Charo Sádaba propone “educar en la voluntad”. “Lo podemos tener todo y ya, pero hay cosas que requieren un esfuerzo”; enseñar la responsabilidad personal y el atractivo de vivir sin tecnología y conocer más “el mundo de los jóvenes”.
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